De inicio debo contarles que soy un aficionado del cine, cuando fui niño aquí en Juchitán había dos cines: Lux y Juárez. El cine Lux estaba situado sobre la calle 5 de Septiembre sur, en la acera de lo que hoy es la tienda: Casa del Pueblo; propietarios Na Cástula Marcial y Ta Chico Bartolo- hoy abierto al público, bonita y surtida tienda de trajes regionales juchitecos, holanes y todo el ajuar para una mujer para una fiesta -. El otro cine ubicado en el centro sobre la avenida Juárez, de Josefina Arenas una juchiteca señora cuyo esposo fue dos veces presidente municipal de Juchitán, le llamaban Falo Saavedra.
Amigos este cine al iniciar su función diaria antecedía en música en alto parlantes el danzón Juárez. Y todo mundo a correr ya que empezaba la matinée o función normal de cada noche. Si era matinée al inicio no se veía imágenes en la pantalla ya que no tenía techo; sólo audio. Ya entrando la sombra de la noche se podía distinguir de qué se trataba la película. Ahora en el cine Lux, animaba antes de la función la guitarra y voz del Trovador del recuerdo Saúl Martínez. En mi caso que soy de Cheguigo desde el único puente que comunicaba el centro con Cheguigo- octava sección-, era el puente peatonal que hasta hoy está en uso.
Nosotros los de Cheguigo nos llegaron a señalar como aficionados de las películas de Tarzán. Qué todo el barrio dejaba su casa para ir al cine cuando de Tarzán se trataba. Y la verdad que llegué a considerarme con mi imaginación de niño subido a un árbol de tamarindo un niño Tarzán, sólo que hizo falta la liana larga irrompible para ir de un árbol a otro; y ¡claro! También necesitaba una Jane a mi lado y el cuchillito amarrado a la cintura del calzoncillo. Porque en la casa crecí en huertas de mi abuelo, con árboles enormes para empezar en el patio de la casa de mi abuelo una enorme ceiba que fortificó mi espíritu de niño, amén de almendros, chicozapotes, árboles de lima en hileras que cortaba mi familia en días de muertos en varios canastos grandes de carrizo.
El ambiente pues estaba a mi alcance. De ahí hoy que me considere cinéfilo, endrófilo - amar a los árboles-, bibliófilo... El cine es una gran invención. Dicen que fue en el año de 1895 que se filmó la primera película por los hermanos franceses Lumière; y que la primera película “La salida de los obreros de la fábrica Lumière, La merienda del bebé”, y la más famosa “La llegada del tren”. Viene a mi memoria una película italiana que les recomiendo “A media noche”; donde una chica atiende un negocio de pizzería y su novio a media noche pasaba por ella en Moto. Se ve lo mojado de las calles empedradas, el sr. velador del museo del cine que antes pasaba por su cena ahí e irse a su trabajo. Y ¡claro! En su trabajo que es museo del cine, podía ver la película que quisiera todas las noches. He visto “Napoleón”, unas de las películas de las diez maravillas del mundo. En esta película no había diálogo o audio, sólo música clásica que mostraba las batallas de ese genio militar francés. No olvido “el Siglo de las luces”, parece que era rusa; ¡claro! “Salón México” con Marga López y Paco su galán que llega al mostrador de la cantina del salón, ella había pedido un refresco y el galán Paco se le pega por detrás rosando su barbilla con su cabeza con moño blanco y sin dejar de mirarle a la cabeza por detrás diciéndole: _ Mira! Mercedes...Tú y yo necesitamos mucha plata- antes él sirve un vaso de refresco, uno pudo pensar que para ella. ¡Pues no! Él se lo bebió mientras la orquesta tocaba: Un meneito Pa ka...Un meneito Pa llá... Continúa