Colibrí va tejedor de vida…
Se acabó el barro de los dioses
Y de piedra de jade perlada le tallaron
como una flecha menuda
Y al soplar sobre ella
¡Oh! Salió volando
Colibrí. Rubén Lapuente
La cosmovisión de los pueblos permite su trascendencia a través de la cultura y el
arte, para la cultura zapoteca dar a conocer la manera de relacionarse con el mundo
se ve reflejado en la pintura.
Los artistas nos trasmiten en este mural un viaje en el tiempo guiándonos entre la vida y la trascendencia a través del Biulú (colibrí), en la cultura zapoteca – mixteca esta ave se asocia con la transición de la vida a la muerte, teniendo una vida breve, se alimenta del néctar de flores rojas como bebiendo sangre y después de un recorrido muere.
“El colibrí vuelve aparecer volando junto a Mictlantecuhtli, van hacia el inframundo precedidos por las chuzas ,aves nocturnas, mensajeras del señor del mundo de los muertos”.
La mujer istmeña, bella por naturaleza, vestida de color y textura, de flores y bordados, de enagua y huipil, fuente de trascendencia y progreso .Con sus manos y sus brazos abiertos une la historia de una sociedad que se ha forjado con el trabajo de los hombres y mujeres del campo, un lugar de mayores oportunidades para el progreso tecnológico y económico. Son como una voz que delimita el futuro y a la vez protege el espíritu del pasado.
Las culturas indígenas son el pilar de la sociedad mexicana actual, el desconocimiento de ellas, lleva a una falta de sensibilidad ante la riqueza intrínseca de su creación.
La historia y la cultura de un pueblo se forjan de sus raíces, Juchitán de Zaragoza nos transmite su pasado prehispánico con su arte, su vida actual y su cosmovisión. Heroica ciudad Oaxaqueña ubicada en el Istmo de Tehuantepec, receptora de la riqueza cultural zapoteca, son típicas sus tradicionales fiestas “Velas” y sus sones istmeños.
Para los mixtecas y zapotecas una deidad principal y regente fue Cocijo “Dios del agua”. Los Dioses de nuestros antepasados, representaban en sí mismo muchas cosas, por un lado partes espirituales de uno mismo, por el otro fuerza, leyes, principios cósmicos y grandes maestros que develan la sabiduría.
Así aparece Cocijo, como el anciano de nuestros días que vela por los zapotecas, que busca el bienestar de cada uno y que errantes en el camino ya no lo escuchan, ni hacen caso de los dictados de sus corazones, entrando a una época obscura y negra, materialista y vanidosa, donde Cocijo ya no tiene la menor importancia como Deidad de las aguas, que purifica la vida.
Fragmentos de Cocijo invaden este mural simbolizando la perdida de nuestra identidad y nuestras creencias, y pensar que su sabiduría nos permitía estar unidos.
El tiempo es quien dirá que hemos hecho con nuestras raíces prehispánicas y como vamos forjando nuestro futuro desculturalizando nuestra historia y nuestra vida misma.
Daniel Poeta latas e Isidro Valente Gallegos en su incansable labor por mantener viva la historia, tradiciones y costumbres de sus antepasados retrata con poemas de color. Sus raíces prehispánicas para su trascendencia, como buen zapoteca pintando murales para la historia de la vida misma.
*Colibrí mural del artista Daniel Poeta Latas y colaborador Isidro Valente Gallegos