Tehuantepec, Oaxaca.- Al hablar de los viejos oficios es desempolvar los recuerdos y caer en la nostalgia, es ver en el álbum de los espejos lo que fuimos y somos; pero también, es darnos cuenta de los oficios que van desapareciendo: los curtidores de piel, los talabarteros, los mensajeros, los sastres, los alfareros y los peluqueros igualmente llamados barberos. Desgloso: Decir peluquero es decir un hombre pulcro en el vestir y el hablar, que conoce el secreto de la vida y que al igual que un cura, sabe mucho del dolor del pueblo. Decir peluquero es decir de un confesor que sabe aligerar el alma, es también decir de un trabajo digno y bondadoso. Decir peluquero es parafrasear a Porfirio Díaz en el Ipiranga y decir: ¡Adiós, Tehuantepec de mis recuerdos!
Recuerdo que cuando éramos niños el peluquero no nos preguntaba qué corte deseábamos, sino, nos preguntaba que quiénes eran nuestros padres o de qué escuela veníamos, para que al final nos despacharan a casa con un casquete corto.
En la década de los ochentas surgieron estéticas unisex, esto se debió en gran medida a un movimiento contradictorio de la moda, pues nos vendían en las televisoras una imagen machista desde la plataforma gay, así que los cortes y peinados se hicieron más sofisticados. Para finales de la década de los noventas se acuñó el término METRO-SEXUAL, para decir que un hombre se esmera en el cuidado de su aspecto físico; otros lo llamarían narcisismo, yo le llamo “una manera de liberar la homosexualidad reprimida” Por estas razones las estéticas están borrando a las peluquerías. Al comienzo de la cirugía – me comenta la historia - los peluqueros hacían las veces de un cirujano, pues hay que recordar que es en las barberías en donde primeramente se realizaron disecciones en animales; pero, lástima, los peluqueros están en vía de extinción… con esta globalización se ha estandarizado la indiferencia y la estupidez y máxime con el mecanismo más enajenante: la televisión. Los peluqueros, maestros de la navaja y el asentador, poseedores del ritmo de la tijera y el peine… ¡ah, tiempo nuestro! Los gustos cambiaron, en las estéticas los ojos se clavan en las revistas de monitos, mientras que se desarrolla un diálogo mudo… vaya pues, este recuerdo como un homenaje a los peluqueros, al oficio que se niega a morir. Recordemos a los señores: Ángel Valdivieso, Rosendo Cadena, Miguel Jiménez, Felipe López Alegría, Francisco Gutiérrez Moran, Manuel Villanueva Cortés, Inocencio Valdivieso, Rómulo Cruz, Tomás mirón, los hermanos Juan y Víctor Velázquez Rojas, Francisco Cruz Santiago, Virgilio Cabrera Antonio, Mateo Ruiz Barenca, tantos y tantos peluqueros que no logro citar porque la memoria me los niega.