En un tiempo situado en la aurora de la fundación de Juchitán, cuando sólo poseía la lengua, ubicado ya a la orilla del río de las nutrias, cuando el agua del río transparente fluía hacia la Laguna Superior,
En el caso de mi hija Angélica, su “guenda es el búho, en el caso de mi amiga Irasema es un felino combinado con ave, en mi caso mi “guenda” es un ave; una amiga que tuve llamada Yolanda su “guenda” es una paloma. Y una vez en Zacatepec Mor; vi un hombre cuyo “guenda” era un camello. En el caso de Napoleón Bonaparte el gran militar francés su “guenda” fue el águila.
Mi amigo Julio César proclama que cuando fue niño, los artesanos orfebres le llamaban lagartito. Él cree que es su “guenda”. En esta creencia zapoteca, no situada en un punto de la historia, hace nacer también el verbo, que es la fuente generadora de nuestro idioma zapoteco. De ahí los verbos: guenda nabáani- vivir-, guenda r'oo- comer-, guenda r'uuyaá- bailar-; guenda r'aana xii- amar-; guenda r'iní ique- pensar-, guenda r'iní- hablar- guenda r'uuziguií- mentir- guenda na'chaáva- flojear- ...Es una condición excepcional que tengamos este pasaje mitológico que da luz sobre nuestra condición como zapotecas, y esta reseña del origen de nuestra lengua zapoteca. No somos cualquier grupo de seres humanos; por eso somos inteligentes, por eso vivimos con gusto, con alegría aquí en el Istmo. A pesar de la calamidad que nos dejó el sismo del 2017. Todavía vivimos entre escombros, no nos hemos levantado. Amigos, vea usted cuál es su “guenda”, cuando lo sepas estarás más tranquilo y te sobrevendrá una ligera dicha de saber quién es usted. Ojalá lo halle. ¡Suerte! Buen día.