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Thu, Apr

El color entre la gente nube.

Istmo
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Si le preguntaran a un zapoteco del Istmo de Tehuantepec cómo se dice color en su idioma, diría: color, como en español. Ya desde el siglo XVI, Juan de Córdova decía en su Vocabulario… que los zapotecos no tenían un nombre para el color, que cuando querían preguntar: ‘‘¿de qué color es?’’, decían, xi lúni ‘cómo es su cara’; es decir, cómo es la superficie del objeto.

 

Por su parte, el juchiteco Eustaquio Jiménez Girón nos ofrece un nombre arcaico para el color: tiee, palabra que está vinculada con la pintura. Mientras que los zapotecos de Teotitlán del Valle, dicen: naguie’ ‘ser como una flor’, tener los colores de todas las flores.

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El hecho de que se haya perdido el nombre para el color no significa que los zapotecos no conocieran los colores. Juan de Córdova registra aproximadamente catorce términos: grana encendida; blanco; negro; ceniciento o bruno; grana colorado; amarillo; azul oscuro; azul claro; verde; verde claro; morado; encarnado; leonado y el color gris, llamado algunas veces como: parda, rucia (blanquecino o canoso), parda y blanca como gallina de la tierra. Asimismo, señala que a estos colores se les podía anteponer el término yu ‘tierra’, si su estado era sólido; o nisa ‘agua’, si era líquido.

De estos colores aún se recuerdan en Juchitán el naquichi’ ‘blanco’, asociado con gui’chi’, el papel. A este color también se le llama nayati ‘lo que está muerto’. Nayaase’ ‘negro’. Naxiñá’ ‘rojo’. Naguchi ‘amarillo’, relacionado con guudxi’, la mucosidad amarilla. Nayaa ‘verde’, vinculado con lo crudo, como las hojas verdes de los árboles frondosos. Naté ‘cenizo’, que tiene que ver con de ‘ceniza’. Otro nombre más: nayaachi ‘dorado’, como el nombre del oro, guiiba’ yaachi, o como los ojos del tono del ámbar, bizalu yaachi.

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Otros nombres que utilizan los juchitecos para ciertos colores, y que no aparecen en los documentos, son: nabiguitu ‘anaranjado’, un color que es señalado en español con el fruto del naranjo, mientras que en zapoteco es con el guitu ‘calabaza’. Y para decir anaranjado intenso, dicen: biguiturini ‘calabaza-sangre. Así también llaman a la oropéndola. Para nombrar las diversas tonalidades del amarillo, los zapotecos usan varios recursos, por ejemplo, al color amarillo con tonalidad un poco oscura se le llama naguchi biibi oro. Al biibi lo conocen como ‘jojoba’, pero se refiere al árbol llamado palo del jabón o jaboncillo (sapindus saponaria), cuyos frutos esféricos son utilizados por los joyeros como limpiador, para darle brillo al oro. Otra tonalidad del amarillo, un poco más intensa, es el naguchi goole. El término goole significa ‘yema de huevo’ y también ‘esperma’, quizá por este último significado, un nombre tabú, ha sido vetado entre la población adulta, dejando su uso esporádico entre los ancianos. El color azul cielo fue tomado de la palabra que se usa para señalar un cielo despejado, sin nubes: nasiá, que tiene que ver con lo limpio.

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En lo que respecta a los matices del color negro, los zapotecos de Juchitán siguen usando el término, nayaase’ lana ‘negro como el tizne’ para nombrar al color azabache.
Algunos nombres de los colores se recuperaron de la información que ofrece Juan de Córdova, como el color morado nagugüi, que tiene que ver con el color del camote maduro, como también lo indican los nahuas: camohpaltic. Otro nombre que se recuperó fue para el azul oscuro o azul marino, que es una combinación de la palabra para verde y morado: naga’gugüi.
Estos son algunos nombres para los colores que aún conservan los zapotecos del Istmo, y otros, como ya se vio, fueron tomados de documentos coloniales.

 

 

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