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Proyecto de construcción de un canal de comunicación interoceánica por el Istmo de Tehuantepec en 1871

Istmo
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Informes de las exploraciones realizadas en el Istmo de Tehuantepec en 1871, para verificar la factibilidad de construir un canal de comunicación entre ambos océanos.

Concluida la guerra de intervención francesa y restaurado el régimen republicano en México con el triunfo de los liberales encabezado por Benito Juárez, el asunto de la comunicación interoceánica por el Istmo de Tehuantepec volvió a ser tema de actualidad en relación con el vecino del norte.

Tras la concesión otorgada en 1867 por el gobierno juarista a la firma La Sere de Nueva Orleans para la apertura del Istmo tres años después llegó una expedición de la United States Survey al mando del almirante Robert Wilson Shufeldt, la cual traía la misión de localizar la ruta más adecuada para la construcción de un canal que comunicara ambos océanos a través de tierras veracruzanas y oaxaqueñas.

Los resultados de esos trabajos de reconocimiento realizados por ingenieros del ejército y armada estadounidense y en donde participaron, por disposición del gobierno mexicano, los ingenieros Manuel Fernández Leal, Agustín Barroso y Guillermo Segura, aparecieron en un detallado informe publicado en Washington en 1872.

Ese informe refleja claramente la idea que tenían los círculos oficiales de Estados Unidos sobre el Golfo de México como “mediterráneo interior”, y la trascendencia de la obra de comunicación marítima en función de su desarrollo económico, como puede verse en este fragmento: “Un canal a través del Istmo de Tehuantepec, es una prolongación del río Mississippi hacía el Océano Pacifico. Convierte al Golfo de México en un lago interamericano […] Es la única ruta que nuestro gobierno puede dirigir”.

Contrasta significativamente la versión norteamericana arriba expuesta de los conceptos vertidos en la prensa mexicana sobre los trabajos de exploración, aparecidos en La Victoria, periódico oficial del gobierno del estado de Oaxaca, y que enseguida se reproducen.

Francisco José Ruiz Cervantes

Publicamos hoy las importantes comunicaciones dirigidas al C. Ministro de Fomento por la comisión mexicana encargada de practicar el reconocimiento del Istmo. Según aquellos documentos, se ha resuelto satisfactoriamente el problema que esperaban con ansia los intereses comerciales del mundo: el canal interoceánico, es practicable.

Esta noticia debe causar una gran sensación en Estados Unidos, desarrollando más el espíritu de empresa que había vislumbrado como probable la gran ruta universal por el Istmo de Tehuantepec. Ahora tienen ya seguridades de la ciencia, y esta determinación tanto tiempo esperada, va a imprimir sin duda un vigoroso impulso a la realización del fecundo pensamiento, de unir los mares en esta parte de la República mexicana.

La comisión dice que de los primeros reconocimientos ha resultado que sólo el Coatzacoalcos produce el agua necesaria para mantener el canal, y que las dificultades del terreno no le han permitido dar más extensión a sus investigaciones; probablemente la continuación de éstas darán resultados más satisfactorios sobre nuevos depósitos de agua en mayor altura, que hagan los trabajos menos costosos; pero si no fuera posible, ya será cuestión de cifras, estando fuera de duda que es practicable una obra de tan colosales proporciones.

El gobierno de México ha recibido estos informes con el júbilo que le inspiran los intereses de la República, llamada a ser punto de transito del gobierno por el Istmo de Tehuantepec. Presente los inmensos beneficios que esta ruta va a producirle, y por lo mismo sigue palpitante interés una obra que merece todas sus simpatías y toda su protección.

I
Comisión para el reconocimiento del Istmo de Tehuantepec

Recibí la comunicación de esa Secretaría, fecha 13 del pasado, en la que sirve Ud. manifestarme que los periódicos de la capital, refiriéndose a noticias enviadas de estos lugares, aseguraban que la comisión americana había encontrado un lago, con el caudal de agua suficiente para alimentar el canal interoceánico, y me recomienda que le diga en respuesta lo que haya de cierto en tal aseveración, así como en lo sucesivo le participe cuanto ocurra digno de llegar a su conocimiento del supremo Gobierno.

En contestación tengo el honor de manifestar a Ud. que nada había comunicado a esa Secretaría, porque no había de cierto respecto a este asunto más que las noticias vagas dadas a las comisiones, acerca de la existencia de un lago, en los cerros inmediatos al pueblo de Santo Domingo.

Con algún atraso recibí la comunicación a que me vengo refiriendo, porque me hallaba muy distante de esta ciudad y en terrenos completamente despoblados, ocupado con los ingenieros de ambas comisiones en el reconocimiento de la parte superior de Coatzacoalcos, y que por la misma causa no pude contestar desde luego.

Deseando, sin embargo, dar noticias más seguras a este respecto, y no dejar de explorar cuanto pude contribuir a la realización del canal, luego de que volví de la sierra a la hacienda de Chivela, fui con la comisión del Barrio, y de ahí emprendimos la subida de los elevados cerros en que se decía que existía el lago; pero no encontramos otra cosa más que manantiales pequeños que forman ciénegas y depósitos de poca importancia, y que aunque situados a considerable altura no serían útiles para la alimentación por su poco volumen. Esta exploración, además de poner fuera de duda lo relativo a la existencia de un lago, dio por resultado el que tuviésemos mejores conocimientos del terreno inmediato.

Por no haberse concluido el primer reconocimiento del rio Coatzacoalcos, no había dado noticias al gobierno del resultado, pero en comunicación separada lo hago ahora y en lo sucesivo seguiré participando a esa Secretaría cuanto debe de llegar su conocimiento.

II
Comisión para el reconocimiento del Istmo de Tehuantepec.

Como tuve la honra de comunicar a esa Secretaría oportunamente aguardaba la vuelta a la Chivela el ingeniero principal de la comisión americana, Sr. Fuertes, para comenzar los trabajos de reconocimiento de acuerdo con las instrucciones que recibí a mi salida de esa capital.

A la llegada del Sr. Fuertes, supe por él mismo, que el río de Ostuta no podría aprovecharse para la alimentación del caudal y que era indispensable recorrer el Coatzacoalcos, como la única corriente importante para aquel objeto.

Allanadas algunas de las dificultades que se habían presentado al Sr. Fuertes para efectuar la expedición, por falta de cooperación de las autoridades y habitantes del pueblo de Santa María Chimalapa, salimos los individuos de la comisión mexicana de Chivela, para el pueblo citado, en unión de los ingenieros de la comisión americana; pero algunos inconvenientes volvieron a demorar la salida de la expedición de Santa María hasta el 19 de febrero, en que emprendimos definitivamente llegando difícilmente a caballo hasta el río Blanco, afluente el Coatzacoalcos, y siguiendo desde este punto la orilla izquierda del río a pie, porque las dificultades del terreno no permitían hacerlo de otro modo.

El Coatzacoalcos corre en algunos puntos de su curso superior muy encajonado, formando fuertes raudales en los que pasa el agua con gran velocidad, pero a medida que subimos, pudimos notar que el lecho se estrechaba un poco y era menor la altura de las cascadas, sin que el volumen disminuyese considerablemente, porque después del río Blanco no encontramos otro afluente de alguna importancia y parece que el río siguiente así con poca diferencia, en una gran parte de su curso superior.

Dos medidas de volumen hechas a ocho y doce kilómetros arriba de la confluencia del río Blanco, dieron por resultado treinta metros cúbicos por segundo, cantidad que se ha estimado suficiente para alimentación del canal.

Nos hallábamos en la orilla izquierda del río, como a treinta y cuatro kilómetros al este de Santa María, indicando el barómetro que la altura de agua era próximamente la misma que la de Chivela, cuando los indígenas de Santa María Chimalapa se resistieron a seguir adelante y se volvieron a su pueblo, obligándonos a retroceder por falta de víveres. Se había logrado obtener, sin embargo, un resultado importante, cuál era el de saber que el Coatzacoalcos puede suministrar el agua necesaria y la altura conveniente para la alimentación del canal, pues se espera fundadamente que subiendo poco más el río se encuentre una altura superior a la de la mesa de Tarifa, sin que disminuya notablemente el caudal de agua.

A fin de poder fijar las cifras con exactitud, y proponer los medios de conducir el agua del modo más económico y conveniente, ha salido de nuevo el Sr. Fuertes para el río con sección de la comisión americana que ejecutará las operaciones necesarias. Entretanto me dirigiré con lo que está a mí cargo a hacer el reconocimiento de los ríos de Chimalapa y Ostuta, que no habían sido reconocidos por nosotros; y volveremos después al Coatzacoalcos.

Tengo también la honra de informar a Ud. que ha comenzado el reconocimiento de las lagunas del sur por los oficiales del buque de guerra americano mandado al efecto.

Independencia y Libertad. - Tehuantepec, marzo 13 de 1871.- M. Fernández. - Ciudadano ministro de Fomento. – México.

III
Tehuantepec, 13 de marzo de 1871. – Sr. D. Blas Blacárcel. – México.

Estimado Señor

Oficialmente participo a Ud. los resultados de nuestros reconocimientos, que han sido bastante satisfactorios, pues poner de manifiesto la posibilidad de ejecutar el canal, alimentado principalmente con las aguas de Coatzacoalcos; y aunque la distancia a que hay que llevar las aguas y las dificultades del terreno, harán la obra sumamente costosa, creo que los intereses políticos y comerciales de los Estados Unidos, la harán preferible a cualquier otra vía. Por otra parte, todos nuestros esfuerzos se dirigen ahora a presentar el proyecto de la manera más económica y conveniente, y especialmente los mexicanos nos creemos obligados a estudiar la cuestión bajo todos los aspectos posible y proponer todos los medios que están a nuestro alcance, para su realización, atendiendo a la grande influencia que ejercerá en el futuro bienestar del país.

En los ingenieros americanos he notado también el mayor empeño por lograr que el canal se construya en el Istmo y a nuestra vuelta de la sierra el capitán Shufeldt, que estaba aguardando el resultado en la Chivela, salió para Minatitlán bastante satisfecho y con el deseo de comunicar a su gobierno las noticias.

En la Chivela encontré al Sr. Julcheri y luego que supo el resultado del reconocimiento, salió para Minatitlán, diciéndome que sería el primero que tendría el gusto de comunicarlo a México. Las noticias han causado entusiasmo y animación en los habitantes del Istmo cuyo porvenir está cifrado más inmediatamente en la realización de una vía de comunicación interoceánica, y creen ahora que aún podrá darse algún impulso a los trabajos del ferrocarril.

Tengo que salir dentro de un rato para el puerto de Salina Cruz a ponerme en contacto con los oficiales del buque de guerra que están haciendo el reconocimiento de las lagunas, y a mi vuelta tendré el gusto de volver a escribir a Ud. para informarle lo que ocurra y hablarle sobre algunos asuntos relativos a la comisión.

Por ahora solamente suplico a Ud. tenga la bondad de dar orden para que se remitan dos barómetros, cuyo valor puede descontar la Tesorería del presupuesto, del mes inmediato, pues nos hacen mucha falta para los reconocimientos de algunos puntos.

Aguardando sus órdenes, me es grato suscribirme de Ud. afectísimo amigo y seguro servidor que B.S.M. –M. Fernández.

Son copias México, marzo 24 de 1871. – Por el C. Oficial Mayor, Francisco Chavero Jefe de la Sección.

Tomado de La Victoria, periódico Oficial del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, Oaxaca. T. X, n 27, 3 de abril de 1871, pp.1-2 AGEO.

*Tomado de la Revista “Guchachi reza (iguana rajada)” /No. 51/Quinta época/Invierno 1995, pp.29, 30,31, 32.

 

Senado de la república