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Buscamos quién nos apoye

Oaxaca
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“Perdimos todo, no sacamos ni una cuchara”, narró Esperanza Regalado López, una de las 20 locatarias del mercado municipal de Juchitán que tuvieron que improvisar un espacio de venta en el parque Heliodoro Charis Castro, luego que el sismo del 7 de septiembre prácticamente destruyera sus negocios.

Con estructuras de madera, algunas láminas y lonas, estas mujeres se apropiaron del centro del parque para desde ahí soltar de golpe los platillos de la carta a cualquiera que pasa por la zona. Todo, asegura, ha salido de sus bolsillos, la ayuda de los tres órdenes de gobierno no llegó y sólo la promesa de no pagar el derecho de venta es lo único que ha ofrecido el ayuntamiento.

“Estamos buscando quién nos apoye, porque no estamos vendiendo mucho, casi no llega la clientela, necesitamos apoyo. Ya vienen las lluvias y tenemos que ampliarnos para protegernos, necesitamos estructuras tubulares”, dijo.

A partir de mayo, se esperan cuatro meses de lluvias, por lo que desde ahora estas mujeres buscan organizarse para hacer frente a las inclemencias del tiempo que prevén que disminuirá aún más la clientela. Estar a unas cuadras del parque central no es garantía de que los clientes lleguen a sus puestos.

A esto hay que sumarle el incremento del precio del costal de carbón que pasó de 120 a 250 pesos, además de que varias de ellas tuvieron afectaciones en sus viviendas.

A raíz del sismo, refirió la alcaldesa Gloria Muñoz, la situación de la economía de Juchitán no se ha levantado. “La gran mayoría del comercio aquí es informal, no son negocios establecidos, hay una mínima cantidad de estos negocios y, de alguna manera, hubo un apoyo mínimo del estado, se les dieron 10,000 pesos a cerca de 2,000 comercios, que, de alguna forma, ha ayudado”.
“La gran mayoría de comerciantes, artesanos, la demás gente que vive al día, no hay una economía fortalecida, apenas está empezando a encarrilarse”, lamentó.

En el parque central, los locatarios del mercado conviven en un apretado espacio. Apenas un camino de metro y medio entre los puestos improvisados sirve para que los clientes caminen. El tránsito a cada rato se ve interrumpido por un cargador que en su diablito va dejando la mercancía. Las mujeres platican en zapoteco de puesto en puesto mientras entre risas invitan a los clientes a detenerse.Apoyo2

“Queremos mercado nuevo porque así como lo vemos quedó muy afectado y para que nos busquen entre los escombros, dónde nos van a encontrar ahí”, manifestó Petrona Regalado, de 77 años y toda la vida dedicada a la venta de quesos.

Explica que tras los sismos se vieron obligados a acondicionar el parque para continuar generando ingresos. La venta varía día con día y la falta de un lugar donde refrigerar los quesos le obligan a transportar diariamente la mercancía. “Hay que pagar cargador que a veces se ponen sus moños y van cobrando de 50 a 100 pesos por viaje”.

Juquila López Ruiz, de la carnicería La María Cubaleche, transporta diariamente 600 kilogramos de carne de res. No cuenta con refrigerador y el viaje se vuelve obligatorio. Condición que va complicando la cotidianidad pues aun con las implicaciones de trabajar así, “nadie nos vino a ofrecer alguna ayuda”.

La familia Martínez tiene dos décadas vendiendo huipiles. Ahora tuvo que invertir 15,000 pesos para construir un espacio de 4x3 metros para mostrar las prendas. Su casa, ubicada en la octava sección, sufrió múltiples fracturas y hundimientos y fue catalogada como pérdida total. En un día perdieron negocio y vivienda.

Frente a la exigencia de los locatarios para que el mercado municipal sea demolido y reconstruido, la alcaldesa Gloria Sánchez aseguró que dos empresas de la iniciativa privada serán las encargadas de su remodelación, la cual durará varios meses.

Con información de: El economista

 

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