Emilio Lozoya, el que iba a ser el trofeo de la autollamada 4t para dejar la evidencia de que “no es como antes” en su “combate” a la corrupción, está libre.
En tanto miles de mexicanos, están presos, por delitos muchísimos menores, hasta inocentes, los verdaderos delincuentes de “cuello blanco” como los nombra el presidente, pues, gozan de cabal salud y... de libertad. Así que Emilio Lozoya, el “primer pez gordo” que iba a caer, al que “intimidaron e instrumentalizaron” para cometer cohecho, asociación delictuosa, etc, etc, sin “saberlo ni quererlo” dejó a los inocentes, que creyeron que la justicia iba a actuar y sobre su hombro y conciencia, caería “todo el peso de la ley, simplemente los frustró. Ahora, convertido en un vulgar “soplón” dirá los nombres de legisladores al que sobornó, “sin quererlo” para empezar el otro show como un buen distractor. Se cierra el telón y acaba la primera escena del circo y esperar qué más no dirán.