La anarquía es factor determínate para que grupos o personas lleven a cabo acciones a su favor, sin importar, el daño que puedan causar.
Los pescadores de la zona lagunar de la séptima sección, lugar que ha despertado la ambición entre algunos malsanos juchitecos ponen en riesgo la estabilidad nuevamente, de esta heroica ciudad.
Los pescadores han denunciado, que desde hace algunos meses, se ha lotificado y vendido casi la totalidad de la zona lagunar, lugar de donde la inmensa mayoría de los pescadores artesanales, obtienen productos para sobrevivir y vender.
Estas ventas, que llevan a cobo sujetos con intereses muy concretos, lesionan gravemente la vida cotidiana de estos trabajadores marinos.
Hasta el momento es la introducción de un nuevo polígono eólico la razón de vender la zona lagunar, que ante la ausencia de autoridades agrarias en el municipio permite actuaciones irresponsable y de rapaz de políticos y vivales.
Como es el caso de Porfirio Montero Fuentes, político chapulín quien se aprovecha del mar revuelto para hacer de las suyas, así lo han denunciado, sin que hasta el momento se haga algo al respecto.
En la zona oriente del Istmo las condiciones no son ajenas a este tipo de acciones, las cosas cambian cuando es la misma federación o estado, es la que sobre pasa los intereses de la comunidad y despoja a los habitantes del legítimo derecho de disponer sobre sus tierras.
Ahí se ha autorizado la instalación de compañías mineras a cielo abierto que pondrán en riesgo, la producción manguera de la zona, que saldrían afectados ante la contaminación de los mantos acuíferos con las que se irrigan los cultivos de los productos, amén del cambio del uso del suelo del lugar.
Ante este panorama se han expresado diversos actores sociales que en últimas fechas se encuentran en proceso de construcción y consolidación de un frente amplio en defensa de sus tierras.
Sin embargo lo terrible del caso es el saqueo y la contaminación que dejan tras de sí estas compañías, lejos de generar empleo, engrosan las filas de pobres y franjas de miseria en la opulencia de la explotación de sus mineras, oro, plata, cobre, etc. Que les son arrebatadas a los nativos sin ni una consideración.
Hasta cuando se interrumpirá este moderno saqueo, los gobiernos han autorizado que en tierras, arrebatadas a sus legítimos dueños, se instalen los grandes capitales que con espejuelos pretender arrebatarles sus bienes, con la más absoluta impunidad.