
Na Tacha, señora Anastacia, famosa curandera de Juchitán, me relató muchas anécdotas de su niñez. De ella se decía que era bidxaa. Al interrogarle, solía reírse, dando cierto aspecto de mujer ofendida ¡¿Cómo no iba a molestarle tal afirmación? Para salir del apuro, frente a un niño preguntón de doce años, solía hablarme de los que “realmente eran bidxaa”, suponiendo que de ese modo no sospecharía nada, pues ¿quién se atrevería a dudar de la persona que se muestra segura?