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Esta noche me emborracho

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"...La vi esta madrugada; salir de un cabaret; flaca...Chueca, vestida de pebeta, teñida y coqueteando su desnudez...Y pensar que hace 10 años fue mi locura; que llegué hasta la traición por su hermosura, esto que es un cascajo fue la dulce metedura donde yo perdí el honor..."


Es la letra de un tango compuesto por Enrique Santos Discépolo en 1928. Es una canción que de vez en vez la escucho, oír el acordeón que no falta en el ritmo del tango. Él también es autor de otro tango famoso llamado Uno, compuesto en 1943. Él vive en México por una gira que hizo por América latina del norte en 1948. En este tiempo conoció a una bella mexicana con la cual tuvo un hijo. Ella, por el año 2003 aproximado entró a Sanborns temprano a eso de las 8 de la mañana; el maestro Arrigo Coen que esa mañana acababa de desayunar “menudo”, y lo sobrante del plato; él lo alzó y bebió el resto diciéndome Armandito: esto no lo hagas en público. Asentí con un movimiento afirmativo con la cabeza y una sonrisa viendo sus ojos azules. Fue la hora que llegó la señora entrando por la puerta de Madero y abrazándolo por detrás y dándole un beso. Él, sorprendido la vio diciendo: hola, siéntate; ¿gustas desayunar? Mientras se sentaba dijo: - vengo de ver al jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador-, le llevé una inquietud mía por lo que están haciendo en la calle donde vivo. Y luego luego dio al delegado instrucciones. De ahí, permanecí atento al maestro Arrigo y a ella. Hablaban con familiaridad, y en punto noté un reproche producto del curso de una relación prolongada, donde el maestro disfrutó de sus guisos y su entrega pasional en esta relación. Ella comentó con una sonrisa recordando la frase que denotaba una falta en prosodia en pleno acto sexual pasional cuando ella le pregunta al maestro: ¿ya te veniste? Y él molesto por la falta prosódica según él, la corrige: ¡se dice! ¿Ya te viniste?
Pasa el tiempo, en otro momento entra por la puerta de Madero un joven; se acerca al maestro con cariño y le da un beso en la mejilla. Y el maestro Coen al levantar los ojos le dice con afecto: Enrique, Enrique...Se sentó un ratito y se fue. Al irse el maestro Arrigo me comentó, él es hijo de Enrique Santos Discépolo. Cuando viví con su madre él era un niño y lo traté como m'ijo.
Amigos, los años han pasado y esta hora de este día tuve una necesidad de compartirles este pasaje, uno de tantos que me tocó oír de mi maestro en Lingüística Arrigo Coen, quien fuera hijo de la cantante de ópera Fanny Anitúa; una mujer mexicana y con raíces nuestras. Cuya madre, es decir abuela del maestro que después de la deliciosa comida que servía a sus nietos, se pasaba al postre de compotas de durazno, manzana, pera, que ella con gusto preparaba. En su natal Durango, doña Fanny Anitúa un teatro lleva su nombre. Aunque el maestro Arrigo nació en Turín Italia, siendo niño llegó a vivir en Argentina. Y a los 12 años llegó a la CDMX, viviendo por el rumbo de La Lagunilla. Según el maestro Andrés Henestrosa, cuando de joven conoció Arrigo, su expresión fue era un toro hermoso. Han pasado los años y recuerdo una mañana cuando mi maestro recordó a su madre, cuando ella le dio un bofetón al mismo tiempo diciéndole: ¡ésto no se hace! Y unas lágrimas se asomaron de sus profundos ojos azules. Y en otra ocasión, en otro momento le oí decir: mi madre a veces en alguna reunión me pedía cantar, esta noche me emborracho. Anda, Arrigo, canta; te sale muy bien. Y el maestro iniciaba: Sola, vestida de pebeta, la vi esta madrugada salir de un cabaret...!Esta noche me emborracho bien, me mamo bien! Mamao, pa' no llorar...
Amigos, buen día.

 

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