En el mes de mayo, después de cada noche de velas durante la semana de fiestas en Juchitán; es imprescindible el paseo alegórico por la tarde del nuevo día; aunque desvelados los mayordomos, Xhuanas y socios, están siempre atentos en proseguir con el desarrollo de las actividades que conciernen a sus responsabilidades.
Como por ejemplo, la organización del convite, cuya finalidad es la la regada de frutas. Dirigiendo la lavada, pinta de ruedas de carreteras con cal y añil, ademas el adorno de ellas. Corrida la tarde, las carretas ya deben estar adornadas con ramas frescas de sauce, las cuales erguidas y majestuosas le dan vida al ambiente; que decir de las matas de plátano que nos hablan de juventud por su lozanía. Complementa el decorado grandes banderas de vivos, colores hechas de papel calado. No faltando las cadenas del mismo material que, se le colocan a los toros como cuelgas.
Es de admirarse la transformación de aquellas hoscas carretas que ruedan por el lodo o tambalean por malos caminos, cuando van a los rastrojos jalados por las yuntas. El aspecto de ellas es diferente,la rudeza y el cansancio, lo olvidan al participar en el festivo paseo.los mismos toros bueyes que las jalan se notan diferentes, notándose nuevos fulgores en sus ojos. Prestos ya para el paseo, suben en ellas hermosas damitas, ataviadas con sus trajes regionales, bordados con hilos de seda multicolores; completan el atavío ricas cuelgas de oro, llevando consigo a la vez, floreados jicalpextles llenos de frutas frescas para obsequiar a los espectadores que se arremolinan por las calles a su paso. Pero antes de iniciarse el desfile alegórico, llega la banda de música al domicilio de los mayordomos para encabezar la marcha. Se rompe el silencio de las calles; la gente presurosa se asoma en las puertas de sus casas o callejones para admirar el suceso. Aparecen en seguida los ejecutores de la flauta de carrizo y el tambor (Pitu ne caja nisiaaba’); además los garrapachos de tortugas percutidas concúrenos de venado. Aparecen las carretas adornadas llevando su preciosa carga de bellezas y regalos y las hermosas juchitecas siguen apareciendo en el cortejo quienes, con pasos elegantes y caminar erguidas, portando en la cabeza,blanco huipil o resplandor, llevando en la mano una vela adornada.
Otro grupo más de invitadas cargan jarros llenos de flores, serán utiles en la misa que se oficiará al siguiente día en honor al santo de la festividad.Se nota también en el referido paseo a un grupo de hombres que llevan sobre sus hombros pencas de la flor de coroz. Enseguida de estos continúan los estandartes de las capitanas y capitanes, seguidos de un buen numero de jinetes. Rematan el desfile los tarrayeros, quienes con sus redes envuelven a los grupos de hombres y mujeres arremolinadas en las esquinas de las calles. El júbilo del convite lo complementan los cohetes que surcan el espacio en el transcurso de la caminata. Al fin ya perdiendo la tarde se llega de San Vicente Ferrer, para las ofrendas. La nostalgia nos gana cuando sentimos que, nuestras costumbres y tradiciones, poco a poco se van perdiendo. Ojalá que las generaciones presentes y futuras, sostengan con ímpetu el espíritu de nuestra raza zapoteca.