Amigo, mi gran amigo, estoy aquí sentado detrás de mi escritorio murmurándole a mi corazón con irremediable tristeza, mucha tristeza ¿Por qué perdemos a nuestras amistades?
Un día encontré a un gran amigo, como si fuéramos hermanos, todo marchaba maravillosamente, no hubo obstáculo que pudiéramos pasar sin salir avante, siempre aprovechando el camino que Dios trazó entre nosotros para encontrarnos y aprender más uno del otro, pero que injusto es el destino; en mi soliloquio me pregunto: Que hacemos, no entendemos, estamos en un dilema, todo se esfuma poco a poco, a veces muy rápido.
El hombre que todo lo puede y hasta es capaz de destruírse a sí mismo, por que somos capaces de inventar cosas que destruyen nuestra integridad, amistades, conductas y sentimientos erróneos como es la envidia, el egoísmo y la avaricia que pareciera que no hubiera algún modo de cómo detener a tan despiadadas enfermedades, no obstante surge una esperanza en el camino de encontrar algo que impida estas lacras.
El hombre mismo fue hecho con valores naturales para sí mismo que son: el afecto, la ternura, la devoción y la hermandad, por mencionar algunas cualidades; de tal suerte, que para alcanzar la felicidad sólo hay que hacer un gran esfuerzo y retirarse lo más lejos que se pueda del cinismo para no disimular amistades que es el peor daño que hacemos a nuestros semejantes.
