
El manejo de la palabra requiere prudencia, buena Fe, buen deseo a quien se la dirigimos. Si son bendiciones para alguien, privilegiado a quien son dirigidas. La palabra es una cápsula cargada de energía y por tanto se convierte en hecho, se materializa. Por eso es que cuando despierto, lo primero es agradecer a Dios por un día nuevo; que me dé su misericordia y que me libre de toda tentación. Lo primero no es buscar el celular, o pensar en que no tengo dinero. ¡No! Lo primero es lo primero; pedir la protección de Dios como para mi familia y amigos.