XI di, biél'le casi ti guiee' kandá naa'shi Niza bí'na' tee'layúu: este día se abrió como una flor, el rocío perfumado de esencia de flores...
Un recuerdo de niño inicio contándoles, que al dormir en la tarde mi sueño al prolongarse conectándose con la penumbra de la noche que inicia; al despertar una profunda melancolía me invadía; sólo la presencia de mi madre, la anulaba. De ahí el temor con que crecí: qué sucedería conmigo si mi madre muriera? Amigos han pasado los años y me hice hombre maduro, reflexioni en lo que la madre significa y hallo que su imagen es invaluable, nada se le puede comparar, su amor incondicional, nació ella amando a sus hijos; incansable en servir al hijo o a la hija. Ninguna muestra de desilusión ante lo que el hijo hizo. Siempre alentando, ahí está la madre apoyando, haciendo sea de día o de noche, a cualquier hora. Para ella no hay cuestionamiento, prejuicio, nada de eso ; ni una palabra que haga sentir al hijo, mal! Porqué tanto amor? Cuál es su fuente? De dónde este amor y su fuente?
Hoy, en mis oraciones al despertar le pido a Dios que me dé su misericordia y se apiade de mí, y le pido que deposite amor en mi espíritu. Porque sé que el amor suscita el bien, su objetivo es concretarse en bien; es un atisbo de compresión y de terminar perdonando lo que pareció injusto y sobre todo cubrir con el olvido lo hecho. El amor es una gran fuerza que mueve montaña; es pues la semilla que Dios plantó en el alma de nuestra madre de ahí esa generosidad, esa largueza infinita que no juzga lo hecho por el hijo; sino que ahí está presente desde los primeros pasos de éste; pendiente del hijo en protegerlo, en amamantarlo mientras le habla, le platica su esperanza y lo que en su fuero interno le pide a Dios que haga de su hijo, un modelo de gran hombre del mañana. Es así que el niño o la niña llega hablar, en el idioma de la madre que lo amamantó ; de ahí que el acto del habla sea materno. Es la madre la que enseña hablar al hombre; es la madre la que ora por el hijo todos los días al amanecer y al anochecer. Es ella la que se preocupa por el hijo o la hija; la que siempre insiste en que él o ella coma, descance, duerma, aprenda, estudie; ella junto a él velando su sueño. Amigos, la madre es la representación de Dios sobre la tierra. Los que aún su madre vive, les digo que tienen un tesoro, cuidénlo, disfruten de ella como un pollito que está debajo de las alas de su madre. Estén al tanto de su madre, atiéndenla; toménla de la mano y miren hacia arriba y dénle gracias a Dios por tenerla. La madre es incomparable y en este instante vienen a mi memoria la imagen y la voz de mi madre, aquella que llevo grabada en mi alma y que a veces en mi vida de un salto inesperado me acongoja y me hace llorar. Hay también imágenes en mí, de madres que tanto! Querían a sus hijos, sus hijas. A ellas mis gratos recuerdos y mis felicitaciones en este día de la madre :Que la madre es la representación de Dios sobre la tierra. Enhorabuena! A los que hoy la tienen y a los que un día la tuvimos, que nos siga bendiciendo para llegar a ser lo que ella soñó para nosotros, ser buenas personas y buenos ciudadanos.
A lo lejos ahorita que todavía no amanece, se oye la banda tocando Las Mañanitas, un recuerdo de mi familia cuando de niño oí Las Mañanitas a mi abuelita Antonina de la Cruz que hoy cumpliría años. Felicidades! Mis amigos. Buen día.