Paraa chi gusiaanda' ca gue'tu' xtinne' ya'
pa rini stinne' laacabe.
Cómo olvidar a mis muertos
si son el camino de mi sangre.
A la fiesta de los muertos los zapotecos lo llaman xandu', los nahuas xantolo, una palabra calcada del español santo, relacionada con Todo santo. Los zapotecos lo festejan el 30 y el 31 de octubre. El 30 es para recibir a los infantes y el 31 para los adultos. Cuando los juchitecos se dividieron en dos partes por motivos políticos, la fiesta también se fraccionó. La parte sur, identificada con el partido verde lo celebró el 30 y la parte norte vinculada al partido rojo, el 31.
Las familias juchitecas, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de las comunidades del país, no van al panteón a recibir a sus muertos, lo hacen en casa.
Los frailes, los perros de Dios, persiguieron esta fiesta desde la época colonial, la condenaron porque era distinta a la celebrada el 2 de noviembre en honor a los Fieles Difuntos. Más bien estaba relacionada con el calendario zapoteco y con el equinoccio.
Esta fiesta de los indios, dicen, se celebraba con una gran matazón de guajolotes, mismos que eran aderezados con chile seco molido, semillas de calabaza, hojas de yerba santa o de aguacate. A este guiso le llamaban guiñadó' bere. También hacían tamales. Estas viandas las ofrecían a sus muertos una vez que se ocultaba el sol, y les rogaban que intercediesen por ellos ante los dioses para que tuvieran buena salud y comida. Los parientes de los difuntos permanecían en vela toda la noche, en cuclillas, con las manos cruzadas sobre el pecho y la vista baja.
Para recibir a las almas visitantes se puede preparar un altar con nueve escalones, conocido como ga' bia'. Un término relacionado con el gabia. Actualmente diríamos, infierno, pero en realidad se trata del inframundo, la región oscura por la que desciende el sol. Son los nueve escalones que baja para llegar al centro de la tierra y nueve más para subir a la superficie.
El otro tipo de ofrendas es conocido como biguie’ o como dicen algunos ancianos, biye’ un nombre antiguo que nos remite al calendario religioso de los zapotecos que constaba de 260 días. También significa: ‘pilar, tiempo, periodo’. Esta ofrenda es un cuadrete hecho con carrizo u otate al que se le llama beedxe’ ‘jaguar’. Sobre este armazón se trazan rasgos geométricos y se tapiza con flores de cordoncillo, cempasuchitl y cresta de gallo en la parte superior, justo donde se localiza una cruz llamada ique beedxe' 'cabeza de jaguar'. El biye' se cuelga en el centro de la casa, como si fuese una puerta, la puerta de los muertos. En realidad, simboliza la tierra, las cuatro esquinas del universo, los cuatro jaguares que cargan al mundo. Dice la leyenda zapoteca que cuando el mundo se acabe, los jaguares se moverán de sus esquinas y devorarán a la humanidad.
El día de muertos en Juchitán es de visita, se visita a las personas que están realizando el xandu’ yaa. Las mujeres llevan flores, veladoras y dinero. Son recibidas en el interior de la casa por alguna parienta cercana del difunto. Mientras que los varones se quedan en el patio. Se les sirve tamales, café, mezcal y cigarros...