
Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.- Los vientos de octubre han iniciado, el frio acurruca la conciencia y reflexiona la existencia. Juchitán ya no es el mismo desde el 7 de septiembre. El paisaje ha cambiado diametralmente, aquella ciudad inundada de casas de tejas, callejones y avenidas que por estos días en otros años se preparaba para ofrendar a sus fieles difuntos lo mejor de sí. Hoy esa alegría apenas asoma en los labios de los habitantes de esta ciudad, que en un instante lo perdieron todo, menos la identidad y sus costumbres.