
En la tranquilidad de su domicilio, alejado de las estridencias y del bullicio de la ciudad, disfrutando una vida apacible después de muchos años de trabajo, disminuido en su estado físico, aparentemente triste en una silla de ruedas; pero no, don Alberto Olmedo más conocido como “Beto Nini” mantiene un estado de ánimo alegre y jocoso así como sus amigos lo han conocido. Al visitarlo nos recibe con una sonrisa cordial y efusiva. El amigo Rosendo que me acompaña lo abraza y por la alegría de volverlo a ver, provoca en sus ojos destellos de unas lágrimas que no alcanzan a salir pero que se anuncian por el brillo que genera como evocando las grandes épocas de la pesca en Salina Cruz porque ambos fueron partícipes en su momento; pero coincidieron en algún punto del camino.