Juchitán, Oaxaca (Cortamortaja), 12 de enero de 2022.- Antes de la pandemia, era común en esta segunda semana de enero la salida de camiones repletos de zapotecas en peregrinación hasta el santuario del Cristo Negro en Esquipulas, Guatemala , el viaje lo realizaban durante dos días, previo al viaje cada una de las fervientes realizaba una serie de rituales para lograr el milagro del santo.
¡Socorro para Santuario! es la frase que lanzaban las mujeres días antes de la peregrinación en la entrada de las viviendas de sus familiares y vecinos. Cargaban una pequeña jícara con la estampa del Cristo Negro de Esquipulas en el interior, cubierto de flores. En ella les depositaban una cooperación voluntaria que llevaban al mayor santuario de peregrinación de Centroamérica.
Aunque muchas no tenían necesidad de pedir la cooperación, lo hacían porque es una de las condiciones para emprender el viaje; mostrar humildad ante los demás. Es una especie de preparación del alma y del cuerpo con sacrificios, en este caso, ir de casa en casa pidiendo el apoyo.
En algunas poblaciones menos urbanas del Istmo de Tehuantepec, un día antes de las partidas en caravanas, las mujeres zapotecas viajaban en grupo hacia el santuario, después de ir a la iglesia y velar toda la noche frente al altar como si estuvieran velando un muerto.
“La gente casi ya no lo hace, son contados, pero antes se hacía mucho, porque el viaje era muy sagrado, era ir a pedir un milagro grande al Cristo milagroso, era ir a pagar una promesa. Además, durante la velada, la familia de la peregrina daba tamales a los que la visitaban antes de la partida, era como una especie de velorio. Era todo un ritual muy religioso, de mucha fe”, explica el historiador Víctor Cata.
Pero la peregrinación de los zapotecas a este importante santuario centroamericano se remonta mucho antes de la llegada de los españoles, al menos así lo explica el investigador Víctor de la Cruz en el apartado “Santuario y peregrinaciones de los binnizá”, del libro La religión de los Binnigula’sa.
En este estudio, el especialista de la cultura zapoteca analiza y expone la peregrinación de los binnizá a Esquipulas todos los 15 de enero, actualmente, tiene como objetivo “ruegos en pos de auxilios personales y para el cumplimientos de mandas para agradecer milagros recibidos individualmente, lo que no tenían las peregrinaciones prehispánicas”, detalla.
Antes, las peregrinaciones prehispánicas a lugares lejanos “sólo estaban al alcance de los estratos superiores de los pueblos mesoamericanos. Según George Kumbler los viajes estaban vedados para los tributarios, eran las clases superiores formadas por gobernantes, nobles sacerdotes y mercaderes los que acostumbraban a viajar con regularidad y sólo ellos poseían la experiencia y el conocimiento geográfico necesario sobre las condiciones de los caminos a larga distancia”, cita en su texto.
De la Cruz remata diciendo que las plazas comerciales y las rutas de peregrinación coincidían, al menos así lo determina después de analizar unos mapas de la época: “Esto nos permite afirmar que la peregrinación zapoteca a Esquipulas recorría el Soconusco, pasaba por Izapa, Kaminaljuyú y después de este último sitio se detenía a Esquipulas”.
El día de hoy, los zapotecas que no pueden realizar el viaje a Guatemala, celebran el 15 de enero, misas y rezos en honor al Cristo Negro de Esquipulas, algunos en sus hogares, otros más en ranchos y espacios sagrados como en Santa María Xadani.
El Santo Negro se resguarda en su nicho depositado en un colorido altar de una humilde capilla ubicado a la orilla de la Laguna Superior del Golfo de Tehuantepec, al sur de la comunidad zapoteca de Santa María Xadani.
En este santuario en los dos días (14 y 15 de enero), que dura la celebración arribaban antes de la pandemia más de 10 mil personas, que además de ofrecer limosnas y regalos al Cristo Negro dejan una derrama económica importante tanto a los comerciantes locales como foráneos.
“El santuario del mar” es conocido por los pescadores de Santa María Xadani como la capilla del Cristo Negro de Esquipulas, ya que se localiza al noreste de la Laguna Superior. En la época prehispánica el lugar era sagrado dedicado a Bele Cru (Cruz del Sur) que se levanta imponente por la madrugada, actualmente muchas zapotecas en este época del año aún elevan una plegaria a este astro.
“La fiesta de la Santa Cruz en la orilla de la Laguna Superior celebra varios acontecimientos celestes; pero dado que Venus no sale todos los días en esta fecha por el horizonte oriental, podemos suponer que el Cristo Negro es una yuxtaposición al culto rendido en la época prehispánica a Bele Cru, que en nombre en zapoteco pudo ser Bele neza guete’ o Bele daa, y con la aparición de Venus , lo cual podía ocurrir en esta fecha cada cierto número de años solares, agregaba otro motivo religioso a la fiesta”, también explica De la Cruz.
El Cristo Negro a Xadani es una réplica en miniatura del existente en Esquipulas, Guatemala, se piensa que algunos peregrinos lo trajeron del país centroamericano.
El Cristo de Esquipulas
En el libro de Miguel Muñoz “Noticia Verdadera de la Imagen que se venera en la Basílica de Esquipulas”, se detalla que el Cristo Negro fue encargado en 1954 por el Provisor del Obispado de Guatemala, Don Cristóbal de Morales, al escultor de origen portugués Quirio Cataño, residente en la Ciudad de Santiago de Guatemala, antigua capital del Reino de Guatemala.
“En la Ciudad de Santiago de Guatemala, a los veintinueve días del mes de agosto del año mil quinientos noventa y cuatro, Cristóbal de Morales, Provisor de este Obispado, concertó con Quirio Cataño, oficial de escultor, que haga para el Pueblo de Esquipulas un Crucifijo de vara y media, muy bien acabado y perfeccionado, que lo debe dar acabado el día de San Francisco, primero que viene, y se han de dar por él cien tostones de cuatro reales de plata cada uno”, documentan escritos coloniales.
Se sabe también que la imagen originalmente no era obscura, pero que con el paso de los años, por el humo de las velas y el toque constante de los peregrinos logró el color negro.