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Evolución de la vestimenta tradicional en el istmo

Istmo
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Juchitán, Oaxaca (Cortamortaja), 27 de junio de 2022.- “El vestido de las tehuanas es uno de los de mayores atractivos del país; es tan pintoresco, encantador, elegante y fascinante, que aviva el llanto y árido panorama con brillantes tonalidades de color y con siluetas joviales y agraciadas.

Hace que toda mujer zapoteca se convierta en una reina, en una imagen traída de Egipto, Creta, India o de un campo de gitanos”, así describió Miguel Covarrubias a las zapotecas y su vestir en 1946 en el libro El Sur de México, la primera obra de corte antropológico que daba detalles de la evolución de la vestimenta istmeña.

Detallista en sus descripciones y dibujos, Covarrubias deja constancia de 14 diseños de cadenillas que se utilizaban en los años 20 y 30, todas relacionadas con las figuras geométricas prehispánicas de los zapotecas , también explica que en esos años, cuando visitó la región, el material con que se elaboraban los huipiles y la enaguas provenían de Inglaterra, especialmente de las fabricas de Manchester, así como de Asia.

“Estaban hechos especialmente para venderse en el Istmo y en ningún otro sitio”, detalla en su escrito sobre las telas de Inglaterra.

Desde entonces, este antropólogo social daba razón que las zapotecas estaban por la creación de nuevas prendas, innovaban, estaban a la moda, sobre todo las juchitecas, que hacían cada vez más complicados sus diseños geométricos, después de la llegada de la máquina de coser Singer.

“Últimamente, las mujeres de Juchitán han creado nuevos diseños, a los cuales han dado de nombre peculiar jaiberas (“vendedoras de jaibas”). Llegó a ser tan popular que todos en Tehuantepec lo adoptaron de inmediato sin importar su lugar de origen”, describe Miguel Covarrubias.

Para principios del siglo XX la vestimenta llevaba tiempo que había pasado del enredo plisado, ceñidor y un huipil sencillo y corto, como lo muestran dibujos, fotografías y grabados de artistas como Linatti, Antonio García Cubas y Frederik Starr.

Y esta evolución se da a lo largo del siglo XIX con la llegada de los buques al puerto de Salina Cruz que traían las telas estampadas, los olanes de organdí europeos , acompañados de las monedas de oro de 5, 10 y 20 dólares, guineas inglesas y monedas de Guatemala, piezas metálicas que fueron adaptadas en la joyería de las zapotecas, dando luminosidad y estatus a las prendas.

De acuerdo a algunos historiadores, bordadoras y diseñadores consultados, como el investigador Víctor Cata, la voz huipil es un término náhuatl que se refiere a la prenda que cubre el torso de las indígenas mexicanas, resaltando que Juan de Córdova en su Vocabulario castellano zapoteco del siglo XVI dice que esta vestimenta fue usada por las zapotecas y la llamó “Camisa de mujer india”.

El escritor también refiere que el Códice Vaticano Ríos advierte que el huipil de las mujeres zapotecas en la época prehispánica era una obra de vivos colores.

“La imagen que contiene permite inferir que era una prenda sin mangas; larga, pues rozaba los muslos; de cuello en ‘v’ y con diseños en el costado derecho sobre la parte baja: pequeños círculos como jades y franjas. El huipil se elaboraba en un telar de cintura y constaba de tres lienzos. La tela solía ser de algodón, seda silvestre y henequén.”

Aún cuando se desconoce cómo era esta prenda en la época colonial, pero el siglo XIX la sorprendió corta, pequeña.

“A finales de ese siglo el huipil comenzó a sufrir una transformación en su forma y en su fondo debido a dos factores: uno de ellos fue cuando Inglaterra introdujo telas estampadas más baratas procedentes de Europa y de Asia por Belice. Esto colapsó la elaboración de las prendas femeninas en el telar de cintura. Los zapotecos comenzaron a intercambiar la sal que producían por las telas traídas desde el extranjero. La segunda causa fue la llegada de los barcos a Salina Cruz procedentes de Estados Unidos, Francia e Inglaterra que dejaron en el puerto telas, encajes, entre otras cosas, pero sobre todo una máquina que vino a revolucionar el huipil, la máquina de coser Singer. Desde entonces el huipil mudó de la manta al terciopelo, al satín, la muselina y la seda.”, explica el historiador zapoteca.

Hoy, en plena era de la tecnología y la globalización, la vestimenta de la mujer istmeña sigue evolucionando, se esté o no se esté de acuerdo, se sigue modificando según la moda, la tecnología, la crisis, las relaciones sociales, conservando lo principal; el ritual y la tradición.

 

Senado de la república