El coronavirus se convirtió el año pasado en una de las principales causas de muerte en el país, junto con los padecimientos por problemas cardiacos, señaló el presidente del INEGI, Julio Santaella.
De acuerdo con cifras preliminares que se darán a conocer este miércoles, las defunciones por la enfermedad causada por el Covid-19 en el periodo enero-agosto se ubicaron en segundo lugar, solo detrás de los males cardiacos, precisó Santaella en entrevista con Aristegui en vivo.
“Será una primera vista diferentes a la de las autoridades de salud”, destacó.
Añadió que el INEGI dará a conocer no solo la cifra excedente de decesos con respecto a años previos a la pandemia, sino la mortalidad inercial y las causas de muerte.
“Sabemos que hay un exceso de mortalidad que ha oscilado entre 20 y 40%”, agregó, “en comparación con años anteriores”.
Los homicidios, por ejemplo, ascendieron a 17 mil 123 en el primer semestre del año pasado, una reducción marginal contra los 17 mil 776 del mismo semestre de 2019.
“Algo similar reportearemos mañana, el volumen total, con todas las causas”.
En torno de los resultados del Censo de Población y Vivienda divulgados el lunes, Santaella indicó que el bono demográfico que tenía el país hasta hace unos años ha comenzado a agotarse y no se le ha sacado provecho, como muestra el hecho de que solo 51% de los 92.5 millones de mexicanos que reportan tener alguna filiación a una institución de salud está inscrito al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo que significa que el 49% restante enfrenta necesidades en materia de salud y carece de una pensión.
“(Son personas) que se quedan en el camino en este tránsito del bono demográfico”, señaló.
Mientras que en el anterior Censo de 2010 la edad promedio en el país era de 22 años, en el nuevo conteo aumentó a 29, con casos como la Ciudad de México en la que el promedio entre sus 9.2 millones de habitantes es de 35 años, que contrastan con la edad promedio de 24 años de los 5.5 millones de la población de Chiapas.
Indicó que la relevancia del envejecimiento demográfico es un cambio en las necesidades de la población, que ahora tiene que atender una mayor demanda de atención de enfermedades crónico-degenerativas y de salud en general que hace 20 años, al tiempo que reducen las necesidades educativas.
Todavía en el año 2000, había 64 personas dependientes económicamente por cada 100 mexicanos incorporados a la actividad laboral, mientras que ahora los dependientes han bajado a 50, lo cual sería una buena noticia de no ser porque ha aumentado la dependencia por vejez. “Llegará un momento en que se inviertan las cosas y la tasa de dependencia vuelva a crecer, pero será dependencia por vejez”, anticipó el presidente del INEGI.
Población de 126 millones
El Censo 2020 reportó que en el país residen 126 millones 014 mil 024 personas, 13.7 millones más que en el último censo de 2010, lo que implica una tasa de crecimiento anual de 1.2%, que contrasta con la tasa anualizada de 3.4% que dominaba en la década de los 60s.
Es ese entonces la población se duplicaba cada 20 años, ahora lo hace cada 58 años, comentó Santaella.
Destacó el alto índice de dispersión de la población en la geografía del país, por un lado con 17 zonas metropolitanas que exceden el millón de habitantes y, en el otro extremo, 185 mil pueblos con menos de 2 mil 500 habitantes. “Llevar servicios públicos a todas estas comunidades es uno de los mayores retos (que tiene el país)”, expuso.
El conteo reportó también que en el país hay 3 millones más mujeres que hombres, al sumar 64.5 millones, equivalente a 51.2% de la población, contra o 61.5 millones de hombres, si bien hay estados receptores de migración por trabajo como Baja California Sur en los que el número de hombres es superior al de mujeres.
En torno de los 1.2 millones de residentes no nacidos en México, destacan los 800 mil originarios de Estados Unidos, 57 mil de Guatemala y 53 mil de Venezuela.
En materia de vivienda, el Censo registró un total de 44 millones de viviendas particulares, de las que 35 millones están habitadas y 6.2 millones deshabitadas y 2.5 son de uso temporal.
Hay un incremento en la disponibilidad de agua entubada, drenaje, recubrimiento en los pisos contra lo encontrado en el Censo de 2000, apunta Santaella. “En general, las viviendas tienen mejores materiales”.
informacion de: Aristegui noticias