Envuelto en un velo de misterio, el señor Lozoya, con chamarra, gorra y cubreboca, que lo hace indistinguible, arribó al aeropuerto de la Ciudad de México. Los periodistas apostados en el sitio, no pudieron verlo, de ahí que algunos hasta dudaron si realmente es el ex - director de PEMEX quien bajó del avión que con antelación se decía que lo traía a México. Si es, o no es, eso no podrá ocultarse. El caso es que, se ha dicho, viene a apoyar a la Fiscalía General de la República, para que se sepa toda la podredumbre que hay, adentro y afuera del fraude a PEMEX. Bien, ahora a juzgarlo y es de suponerse que se actuará contra los responsables del quebranto a la llamada “empresa productiva del Estado” En su maleta, trae todo un cargamento de pruebas que involucran a otros, pues no son pocos los que le han hecho daño a la empresa.
Pero dejemos esta parte del caso, que muchos llaman un show, para señalar que, por desgracia, será un excelente DISTRACTOR, que desviará la atención de los verdaderos, serios y graves problemas que padece el país. La idea es que la gente se olvide, por un momento, que la terrible Pandemia ya lleva más de 40 mil muertos, centenares de miles de contagiados que pudieran ser mucho menos si se manejara con atingencia el mal como lo es que se invirtiera en recursos humanos con profesionales de la salud, dotando a hospitales y personal médico de insumos suficientes y de calidad para hacer su trabajo. También se hará una propaganda mediática para ocultar que la violencia e inseguridad está en todo lo que da y no hay una estrategia del gobierno que la enfrente. Que hay millones de desempleados desde antes de la crisis sanitaria y con ella se recrudeció e incrementó, que la educación pública está por los suelos en cuanto a calidad y eso que ya se derogó la “mal llamada reforma educativa”, qué hay políticas públicas erráticas que sirve para despilfarrar recursos, que bien se aplicaran en salud. Ahí está PEMEX hundido en la ineficiencia víctima de robos y saqueos y que está resultando una empresa improductiva, etc, etc, Así que el caso Lozoya, qué bien que se investigue, pero con absoluta responsabilidad, con argumentos legales consistentes que no pongan en duda el debido proceso Y que le “ “caiga todo el peso de la ley” como siempre promete el gobierno. Hasta ahora un clamor, al que puede dársele una vuelta y como “testigo colaborador” quizá ni pise la cárcel. Que igual, sancionen a la red de complicidades que tejió. Pero lo más importante, que devuelvan lo que dicen que se robaron. Lo que difícilmente va a suceder. Y que los medios de comunicación, la prensa, la televisión, las redes sociales no centren su narrativa solo en este bochornoso asunto, que los verdaderos problemas NO lo dejen de ventilar. Porque finalmente es lo que más interesa a la sociedad. Ojalá, que el efecto de este caso no sea solo resultado de una estrategia electorera, como se piensa que se quiere manejar. Ojalá.